El filme “Beyond Utopia” narra la historia de desertores norcoreanos

La película, dirigida por la estadounidense Madeleine Gavin, se presentó en el Festival Internacional de Cine de Busan, Corea del Sur, el pasado 8 de octubre.
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Agencias, Ciudad de México.- Ganarse la confianza de tus personajes nunca es fácil para un documentalista, pero es aún más difícil cuando ellos piensan que quieres matarlos.

Este fue el desafío que enfrentó la directora estadounidense Madeleine Gavin, cuya película Beyond Utopia sigue a desertores norcoreanos en su fuga.

El filme, que se estrena este lunes en Estados Unidos tras haber sido seleccionado en enero en el Festival de Sundance, sigue la labor de un pastor que desertó a Corea del Sur y ahora ayuda a familias a escapar del régimen comunista de Kim Jong Un.

Entre ellas estaba la familia Roh y su anciana abuela, a quienes Gavin conoció apenas semanas después de que huyeron de su represiva y aislada tierra patria, alimentada durante años por propaganda.
“Nunca olvidaré la forma en que ella me miraba”, dijo Gavin a la AFP.

En la época, para ellos “los estadounidenses sólo existían para hacer a los norcoreanos miserables, para matarlos y atacarlos”.

“No éramos ni siquiera seres humanos (…) eso era lo que les habían enseñado”.

Poco después de que la familia Roh se escabulló a través de la vigilada frontera con China, un agricultor local los puso en contacto con un “ferrocarril subterráneo” para desertores, que es operado por el pastor Kim Sung-eun, con quien Gavin estaba grabando.

El pastor organizó el viaje para que la familia fuera en secreto a través de China, Vietnam y Laos, todos bajo el dominio comunista, atravesando alcabalas policiales y pasos fronterizos a través de la selva.

La película utiliza imágenes filmadas en China por los agentes del pastor antes de que Gavin pudiera encontrarlos y filmarlos en persona en el sureste de Asia.

Al principio Gavin sintió “un fuerte sentimiento de desconfianza y sospecha” de parte de la familia.

Pero a pesar del fuerte lavado de cerebro que habían sufrido en Corea del Norte, incluso la actitud de la abuela de 80 años empezó a cambiar rápidamente al ver el mundo exterior con sus propios ojos.

“No le gustaba nada (…) Siempre le habían dicho que, en comparación con el resto del mundo, los norcoreanos eran los más afortunados de la tierra”, explica Gavin.

“Y ver un mundo donde hay animales, vida e ¡incluso retretes! Éramos una pieza de ese rompecabezas”.

Cuando Gavin empezó a rodar su película, se centró en los norcoreanos que ya llevaban muchos años viviendo en Corea del Sur.

Allí, al llegar, muchos desertores acuden a un “centro de reasentamiento” donde se les enseña sobre el resto del mundo, las mentiras del brutal régimen de Kim Jong Un y prácticas modernas básicas como el uso de un cajero automático.

Pero tras conocer al pastor Kim Sung-eun, implicado en la red clandestina que lleva a los fugitivos al Sur, Gavin reestructuró la película para que fuera la crónica de dos familias que huyen de Corea del Norte.

El documental sigue a Soyeon Lee, una madre que escapó hace tiempo de Corea del Norte, pero que ahora intenta sacar clandestinamente al hijo que tuvo que dejar atrás.

La tragedia se intensifica cuando él es capturado en China y devuelto a Corea del Norte para ser castigado. Filmar la angustia de la madre fue realmente lo más difícil, dice Gavin.

“Lo que ella ha pasado y sigue pasando es lo peor por lo que puede pasar nadie”, declaró la cineasta.

La película incluye imágenes rodadas en secreto en Corea del Norte y sacadas de contrabando por la red del pastor, que muestran desde los bárbaros gulags del país hasta la crudeza de la vida cotidiana.

Con información de la Agencia Associated Press News

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