Entrevista con Nicolás Rojas, director del cortometraje Música para después de dormir

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El hecho que haya sido seleccionado su cortometraje Música para después de dormir para participar en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, representa para su realizador, Nicolás Rojas, “un acontecimiento sobresaliente porque su estreno tiene lugar en el encuentro de cine más importante de México y al ser los criterios de selección muy estrictos, participar es un logro significativo como director”.

El corto de ficción Música para después de dormir, presenta a un viejo violinista de la sierra mixteca en Oaxaca y su travesía a pie para reunir a sus amistades con quienes tocaba música para volver a interpretarla bajo un ritual muy especial. La cinta muestra una fotografía plástica y un ritmo de matices poéticos que desemboca en un ritual sorprendente.

Respecto a lo que le inspiró su propuesta acerca del viejo violinista Nicolás Rojas explicó que: “El tema deriva de muchos asuntos aunque lo que detonó es que en diciembre de 2011 cuando hacíamos un documental en la sierra mixteca un compañero me sugirió trabajar juntos, al tiempo que coincidió con una operación de ojo que me mantuvo sin poder ver y en esa oscuridad surgió el argumento. Platiqué con mi amiga poeta Lucía Revuelta y comenzamos a trabajar sobre un personaje ciego lo que motivó que fuera modificándose porque el objetivo era hablar de la música.

“Al ser ella poeta, se combina poesía en una puesta en escena y movimientos de cámara que nos ha satisfecho. Normalmente cuando se trabaja con un guionista y entrega su guión, este permanece un tanto apartado de la producción, sin embargo en este caso sucedió lo contrario, continuamos juntos para seguir construyendo en el rodaje y la postproducción una atmósfera de poesía que ya estaba plasmada en el guión”.

Durante los 10 minutos del corto paisaje y fotografía, así como el ritmo de una historia con poco diálogo se percibe una poesía visual y sonora, “que nos propusimos lograr por conjuntar la visión de la poeta también antropóloga para mostrar un territorio rural de Oaxaca sin caer en el folclor de un pueblo, porque en este corto hay otra perspectiva más natural”.

“La idea del final está sujeto a varias interpretaciones aún cuando teníamos claro lo que queríamos, un tono rulfiano, y una historia tomada de elementos de una leyenda mixteca de la montaña Yucasa, una región a donde se cree llegan los muertos a descansar. Pero no es que en el corto plasmemos esa leyenda, solamente tomamos ideas de diferentes temas. Cuando hacemos cine ficcionamos la realidad o lo que queremos contar”.

Y al preguntarle a Nicolás Rojas el porqué se ha enfocado en hacer cortometrajes, y si pudiera ser motivado como un tránsito a un futuro largometraje, Rojas respondió que “Música para después de dormir se hizo como corto porque esta historia daba para eso. Creo que tanto el cortometraje como el largo tienen sus propias reglas y sus complejidades”

Además agregó que “en este corto participan actores naturales oaxaqueños que protagonizan una historia corta, el reencuentro de una banda después de muchos años, lo cual no le quita ni importancia ni dedicación, es una unidad y forma narrativa elegida acorde al tratamiento, como cuando hice el mediometraje Snuu viko – El lugar de las nubes y algunas palabras perdidasun docu-drama”.

Los cinco participantes en el reparto, originarios de San Isidro Zaragoza en Oaxaca, son músicos tradicionales que guardan entre sus notas las historias de la región con sus instrumentos, y se filmó en la Heroica Villa Tezoatlán de Segura y Luna.

Este grupo lo conforman los hermanos Vásquez, uno de 86 años en el bajo, el otro de 81 años; en el tambor, Raúl Ramírez de 36 años de edad en la trompeta, Augurio Rosales de 84 años en el violín y Lizbeth Santos de 12 años en el contrabajo.

El director musical de la orquesta Pasatono, Rubén Luengas, también originario de Tezoatlán fue el encargado de la composición original de la cinta, quien invitó a los músicos, mismos que conoció durante su recorrido por la zona para el rescate cultural que ha hecho de los sonidos de antaño.

“Este corto en realidad procede de un guión de hace 4 años, muy complicado y ubicado también en la sierra mixteca para el largometraje Welcome to San Juan, y los temas de donde parto son lo que sé porque soy de la mixteca, son historias que me han contado mi abuela y mis amigos de esta zona de donde provengo en Oaxaca”.

El guionista y realizador, egresado de la carrera de Ciencias y Técnicas de la Comunicación, inicia su carrera con algunos cortometrajes premiados localmente. En 2010 dirigió el documental El abuelo así como los cortos: Sin control (2002),Ensayo de calle (2003)Bala perdida (2004) y Snuu viko – El lugar de las nubes y algunas palabras perdidas(2007), premiada en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2008.

Para mayor información de las funciones, sedes y demás actividades del FICG28 consultar www.ficg.mx/28

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