Está causando polémica la película de Jurassic World: Fallen Kingdom

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Retomando la historia tres años después de Jurassic World, la película de 2015, al comenzar Fallen Kingdom el mundo se encuentra en un dilema moral. Un volcán amenaza con matar a todos los dinosaurios que quedan en el planeta. ¿Los salvamos como a cualquier otra especie en peligro de extinción? O, sabiendo lo que generalmente le hacen a los humanos (en cinco películas hasta ahora), ¿los dejamos morir? A l inicio de la película pareciera como si ese debate va a ser el foco de la trama. Es una discusión tan interesante y madura que cuando la película realmente deja que los personajes la desarrollen, Fallen Kingdom está en su mejor momento, desafiando las expectativas de que los grandes éxitos de taquilla no pueden tener tramas serias. Sin embargo, si bien la idea es parte de la película, por lo general queda en segundo plano ante la trama principal.

Esa trama principal es acerca de Claire (Bryce Dallas Howard) y Owen (Chris Pratt), quienes han sido contratados para regresar a Jurassic World para ayudar a capturar al velociraptor Blue, el último de su especie. Quien los ha contratado ha sido el multimillonario Benjamin Lockwood (James Cromwell), quien se cree fue socio de John Hammond cuando Hammond clonó por primera vez un dinosaurio. Lockwood quiere que Blue, y varias otras especies, sean colocadas en una reserva deshabitada. Sin embargo, Eli Mills (Rafe Spall), socio de Lockwood, planea vender los dinosaurios sin que lo sepa, para financiar dinosaurios híbridos y armados que venderá al mejor postor.

Una vez que Claire y Owen regresan al parque, el director J.A. Bayona comienza a revelar un sinfín de escenas impresionantes. Algunas son a gran escala y épicas, otras son pequeñas y aisladas, pero mantienen la película en movimiento a un ritmo muy rápido. Las imágenes también son impactantes, como podríamos esperar de una película que incluye escenas en las que docenas de dinosaurios se alejan de un volcán activo. El problema es que todas estas escenas, aunque son entretenidas, comienzan a chocar entre sí. Las grandes se sienten algo pequeñas. Las pequeñas se sienten grandes. Pero pocas destacan de manera importante.

Y esa sensación continúa una vez que Fallen Kingdom se muda a su segundo escenario principal, el terreno de Lockwood. La idea de poner constricciones a los dinosaurios podría hacer que la película se sienta más grande y más aterradora, haciendo parecer a los escenarios como una especie de casa embrujada. Sin embargo, la película no lo logra, solo muestra una persecución estándar y una narrativa en la que los protagonistas tienen que escapar. De nuevo, Fallen Kingdom tiene algunos momentos y tomas geniales, pero nada digno del nombre “Parque Jurásico”.

Además, ninguno de los personajes realmente se destaca. Claire y Owen básicamente se vuelven versiones ligeramente más conscientes de sí mismos. Mills nunca es un villano intimidante. El Dr. Ian Malcolm (Jeff Goldblum regresa a su papel clásico) es muy poco utilizado. La importancia de Lockwood para la franquicia se siente increíblemente forzada y, como resultado, gran parte de la lógica detrás de la historia se ve socavada. Es muy probable que algunas de las cosas que suceden al final de Jurassic World: Fallen Kingdom hagan que el público gruña descontento en lugar de aplaudir.

Tal vez lo que dijo Claire en la primera Jurassic World es cierto. Tal vez nos hemos vuelto tan insensibles a ver a los dinosaurios corriendo y comiendo personas que necesitamos algo nuevo y más grande para impresionarnos. Lamentablemente, Jurassic World: Fallen Kingdom no es eso. Dejando de lado sus buenos momentos y algunas buenas ideas, se siente insignificante. No hay sensación de “¡wow!”, lo que hace que me alegre de que nunca use por completo la música de John Williams. Si lo hubiera hecho, nos habría recordado de lo que esta franquicia puede ser, pero no es esta vez no ha sido.

Jurassic World: Fallen Kingdom se estrena el 22 de junio.

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