Iron Man sufre un grotesco cambio
Fusiones monstruosas, inteligencias artificiales, y robótica de moral gris. El nuevo ejemplar de Tony Stark: Iron Man nos trae una de las mejores historias del hombre de acero, y al héroe le trae un destino incierto.
¡Alerta de Spoilers!
Ultron Pym, una monstruosa fusión molecular de Ultron y Hank Pym que se creía destruido luego de haber sido lanzado al Sol, está de regreso en la tierra y ha comenzado a crear un nuevo ejército. Pero tomando inspiración de las viejas películas de Frankenstein, la fusión está buscando crearse la esposa perfecta en la forma de Janet Van Dyne… y Jocasta.
Mientras tanto, Tony y su equipo están intentando separar a la fusión de Wonder Man y Vision que los atacó, y que ayudó a secuestrar a Wasp. A pesar de eso, los continuos golpes que ha recibido Tony luego de haber admitido que bien podría tratarse de una inteligencia artificial y no un humano han acabado con su paciencia.
Tras descubrir el plan de Ultron, Tony, James Rhodey en un robot llamado Manticore, la jefa de seguridad de Stark Industries Beth Cabe y Aaron Stack (Machine Man) se dirigen al escondite del Ultron híbrido: la mansión Avengers. Y ahí son recibidos por “Los Hijos de Ultrón”.
Si bien Tony y Machine Man logran detener a Ultron Pym, el rayo de fusión molecular es activado de cualquier manera, y el único afectado (o al menos, el único que se ha mostrado) es Tony. Ahora Iron Man es una grotesca fusión entre el cuerpo de Stark y su armadura.
Tony Stark: Iron Man ha decidido tomar una dirección completamente diferente a lo que hemos estado acostumbrados, dirigiéndose más hacia un enfoque psicológico pero sin dejar atrás el humor y creatividad que conocemos del personaje. Si bien esta serie se ha ido completamente a la ciencia ficción, con realidades virtuales, robots y humanos conviviendo, bares exclusivos de robots que hablan con lenguaje de internet y demás, la dirección que está tomando hacia el Terror Corporal ha quedado marcado firmemente. Ahora el futuro de Stark podría ser algo que jamás imaginamos.
