La base instalada de las anteriores consolas de Sony y Microsoft es imposible de ignorar.
Tony Key, vicepresidente senior de la firma francesa, explica muy bien la situación. “Actualmente, todos los publishers están en etapa de transición. Para un juego como Assassin’s Creed IV, la mayoría de las ventas están en PS3 y 360, y si hacemos una versión específica para PS4 o Xbox One, no podríamos publicitarlas todas juntas”.

Este enfoque lleva a que los estudios de desarrollo tengan que pensar en un espectro bastante grande de plataformas para un mismo producto, algo que conforme pase el tiempo no podrá continuar. “Cada vez será más difícil compartir juegos entre dos generaciones, porque la potencia de las nuevas máquinas permitirá una mayor creatividad de los creadores”.
En un tema aparte, Tony Key no cree que la diferencia de precio entre ambas consolas (USD $399 versus USD $499) vaya a convertirse en un problema real de aquí en adelante; mientras los fabricantes puedan demostrar a los jugadores que las máquinas le hagan justicia al precio, todo bien. En cambio, sí podría ser un problema el hecho de que la PlayStation 4 finalmente termine siendo considerablemente superior a la Xbox One.