La maldición del edificio donde se rodó ‘Rosemary’s baby’

Además de las imágenes, la mayoría desconocidas, el filme es también un pieza de colección gracias a los textos de James Munn, uno de los mayores expertos en la mística de esta película.
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Los escenarios donde se rodaron películas míticas siempre tienen un aura distintiva que despierta nuestro interés, pero pocos pueden presumir de tener una historia tan oscura como el Edificio Dakota de Nueva York. Este lugar donde Roman Polanski rodó La semilla del diablo ha sido mucho más que un bloque de viviendas de lujo habitado por grandes estrellas, puesto que se trata de una localización rodeada de leyendas negras, espiritismo y tragedias.

Remontémonos a los inicios, cuando el edificio fue construido entre el 25 de octubre de 1880 y 27 de octubre de 1884. Fue diseñado para el empresario Edward Clark por el arquitecto Henry Janeway Hardenbergh, conocido por otras obras notables como el Hotel Plaza de Nueva York. Él quiso dotar a su nueva construcción de un estilo renacentista alemán que marcara la diferencia respecto a los diseños que se habían visto hasta aquel momento en Estados Unidos, lo que derivó a un acabado bastante peculiar con cierto aire siniestro similar al gótico.

Quiso crear 60 apartamentos que tuvieran nada menos que de 4 a 20 habitaciones y que contarán con buhardillas, balcones, techos altos, materiales lujosos y que fueran completamente diferentes entre ellos, sin embargo, Edward Clark, quien había puesto en marcha el proyecto, no pudo ver la obra terminada, puesto que murió a los 70, dos años antes de la finalización del edificio.

He aquí la primera de las muertes que rodea a la historia del Dakota, y tal vez la menos llamativa, puesto que la avanzada edad de Clark remite a una clara muerte natural, pero los sucesos y leyendas que ocurrieron después en el edificio y que han sido recogidos en multitud de historias y libros como Dakota: New York’s Most Unusual Address de Stephen Birmingham, podrían poner este hecho en duda.

Sus lujos atrajeron a numerosos magnates, famosos y grandes empresarios, e incluso se limitó la venta para aquellos que cumplieran determinados requisitos debido a la alta demanda. Por sus instalaciones han pasado estrellas como Judy Garland, Lauren Bacall, Robert Ryan o Roberta Flack, entre muchos otros, pero también se dice que reconocidas personalidades del mundo del ocultismo han habitado sus legendarios apartamentos.

Existen historias sobre la presencia de fantasmas por sus pasillos, como el de una mujer que llora desconsoladamente llamada Dakota, que habría muerto durante las obras del edificio y que aparentemente es el origen de su nombre. Esto habría atraído a magos negros como Aleister Crowley o al sumo sacerdote de la religión pagana wicca, Gerald Brossau, de quienes se dice que se alojaron en el Dakota para llevar a cabo sus rituales satánicos y entablar contacto con los espíritus que habitaban la construcción.

Lo cierto es que por muy fascinante que suene esta historia se cree que el nombre del edificio se debe a su lejanía inicial respecto a la ciudad de Nueva York, y dado que Dakota era el nombre del territorio más alejada del lejano Oeste americano, sus dueños decidieron darle esta denominación. Además, aunque nadie sabe con exactitud lo que ocurrió en sus habitaciones, en un edificio lujoso limitado a las clases pudientes y con acceso muy restringido, se hace impensable que magos negros entraran para llevaran a cabo sesiones de espiritismo.

Quien sí se sabe a ciencia cierta que estuvo alojado en el Dakota fue Boris Karloff, el mítico actor que dio vida a Frankenstein y a La Momia en sus primeras adaptaciones en los años 30. Era sabido que actores y actrices del cine de terror de aquella época estaban metidos en el ocultismo, como fue el caso de la actriz de Vampira Maila Nurmi de quien incluso se llegó a decir que lanzó una maldición a James Dean que se tradujo en su trágica muerte en un accidente. Por tanto, los rumores de que Karloff llevaba a cabo veladas de espiritismo fueron muy sonados, e incluso se dice que tras su muerte ocurrieron sucesos extraños en el edificio y su fantasma se quedó rondando por sus pasillos y apartamentos.

Pero hasta aquí todo son leyendas y rumores. Lo verdaderamente terrorífico llegó después de que Roman Polanski decidiera rodar ‘Rosemary’s baby’ en el Dakota y se desencadenara una espiral de muertes que no hicieron más que avivar toda esta rumorología.

Muy posiblemente el director de Repulsión o El baile de los vampiros se dejara seducir por toda la historia detrás de estos apartamentos para situar allí su aclamada película de 1968. Si recordamos, la trama involucraba satanismo y sectas, narrando cómo una mujer se queda embarazada en extrañas circunstancias tras mudarse a un nuevo edificio de Nueva York, donde extraños acontecimientos que involucran a una singular comunidad de vecinos la harán sospechar que su embarazo no es normal.

Dada esta premisa, el productor William Castle, que llegó incluso a recibir amenazas de muerte por sacar este proyecto adelante, creyó que ‘Rosemary’s baby’ estaba maldita. Y no iba nada desencaminado. Después de terminar el rodaje sufrió un fallo renal que le condujo a la muerte tras tener un infarto de miocardio a sus 63 años.

No fue el único fallecimiento de un miembro del equipo de la película, puesto que el compositor Krzystof Komeda tuvo un trágico accidente en un barranco de Los Ángeles y murió en 1969 a los 37 años. Y si avanzamos hasta 1989, John Cassavetes, quien protagonizó la cinta junto a Mia Farrow, sufrió una cirrosis hepática que también se tradujo en su muerte.

Pero el caso más conocido de todos es la tragedia personal a la que tuvo que hacer frente Polanksi. Un año después de terminar ‘Rosemary’s baby’, cuatro miembros de la secta de Charles Manson asaltaron el domicilio del director y asesinaron a Sharon Tate, su esposa de tan solo 26 años que en ese momento estaba embarazada e iba a dar a luz en dos semanas, y tres amigos que estaban con ella más un joven que conducía hacia la propiedad.

Hay quienes relacionan este asesinato con un descontento generado por ‘Rosemary’s baby’ en sectas como la de Manson, pero ya sabemos que no fue el caso. Los responsables del suceso explicaron que el motivo no fue la identidad de las víctimas, sino la casa en esa dirección que previamente había sido alquilada al productor discográfico Terry Melcher, un conocido de Manson.

También la producción sufrió de la maldición, un año después de su presentación, el productor, William Castle, comenzó a ser amenazado por correo por el tono del film, al poco tiempo padeció una grave enfermedad en los riñones. Cuenta que durante el tratamiento, en los momentos de profundo dolor, solía gritar “Rosemary, por el amor de Dios, suelta ese cuchillo”.

Por su parte, Komeda, el musicalizador, no volvió a trabajar con Polanski, ya que también en 1969, cayó en un barranco de Los Ángeles, California, y sufrió hematomas que lo llevarían a la muerte a los pocos meses.

Pero sin dudas, la historia más oscura de la “maldición” es la que involucra a Polanski: el asesinato de su esposa Sharon Tate, quien tenía 8 meses de embarazo, el 8 de agosto de 1969, cuando La familia, como se conoció al grupo de criminales sectarios liderados por Charles Manson, la apuñaló en 16 oportunidades en un oscuro episodio en el que también mataron al grupo de amigos que se encontraba con ella aquella tarde, mientras Polanski estaba de viaje por Londres.

Lo que está claro es que todos estos trágicos acontecimientos no hicieron más que alimentar la leyenda negra del Dakota, un edificio que ahora mismo nadie dudaría de calificar como maldito. Y es que además de todas las muertes en el equipo de ‘Rosemary’s baby’, a principios de los 80 también fue el escenario del asesinato de John Lennon.

El exmiembro de Los Beattles residía junto a Yoko Ono en uno de sus apartamentos y recibió cinco disparos cuando un fan se acercó a su residencia a pedirle un autógrafo, un acontecimiento ocurrido el 8 de diciembre de 1980, 12 años después del rodaje de la cinta de Polanksi. Fue el último evento trágico que sucedió en los muros del Dakota, al menos que tengamos constancia.

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