Nombran a sus hijos en honor a personajes de Juego de Tronos

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No está claro si primero quedaron enganchados uno con el otro o con “Game of Thrones”. Pero compraron el paquete completo. Con el tiempo hubo una boda, con una luna de miel en Islandia, donde se filmaban algunas de las escenas de la serie.

“Mi esposo y yo nos conocimos cuando comenzó la primera temporada”, dijo Christina Jettie, al recordar esos embriagantes primeros días de romance. “Él me invitaba a ver la serie con sus compañeros de casa. Eran los únicos que tenían HBO”.

Ahora, la pareja, que reside en Carolina del Sur, espera la llegada de agosto y el nacimiento de su hija. Su nombre será Winter, o invierno en inglés. Los padres se dicen uno al otro: “Invierno se acerca”.

La diversión del nombre causará gracia a otros fans de “Game of Thrones”. Y muchos de ellos vuelven la mirada al programa en busca de pistas sobre qué nombres ponerles a sus propios hijos.

“Algunas personas creen que llevé demasiado lejos mi obsesión con el programa”, dijo Marina Lippincott, madre de una de las muchas niñas estadounidenses llamadas Arya (un personaje femenino fuerte), a The New York Times. “Realmente no me importa. Arya sabe quién es y es quien quiere ser. Va y consigue lo que quiere. Nada la detiene —ni siquiera que es una niña pequeña”.

También están naciendo muchas niñas llamadas Khaleesi, tanto en Reino Unido como en Estados Unidos. Igualmente llegan niñas y niños llamados Daenerys, Sansa, Cersei, Tyrion y Theon.

La forma en que se pronuncian y escriben son dos complicaciones que probablemente les aguardan a estos niños. Pero en la opinión de algunos adultos, esas podrían ser las menores de sus preocupaciones. A su parecer, cualquier nombre para un niño es demasiado importante como para dejarse en manos de los padres. Esperarán a dejar que sus hijos elijan sus propios nombres o dejarán que cambien sus nombres cuando tengan edad suficiente para tener una preferencia.

George Vuckovic y Esther Hunt, de Illinois, le están dando opciones a su hija. Estuvieron a punto de llamarla Athena, cambiaron a Isabelle y entonces, un mes después de dejar el hospital, cambiaron a Elena. Ahora la niña tiene 8 años y ha considerado volver a ser Athena. O tal vez Iris.

“Es su vida, y si encuentra significado en un nombre diferente, ¿por qué no?”, dijo Vuckovic a The Times.

Carole Lieberman, psiquiatra infantil en California, tiene una respuesta para eso. “Estos padres se rebelan contra la tradición sólo como novedosos, sin darse cuenta de lo mucho que perjudican a sus hijos”, dijo. “Los niños que tienen un nombre temporal o no tienen nombre sentirían como si no tuvieran identidad y sufrirían problemas psicológicos”.

Si un nombre conlleva ese tipo de importancia, tomen en cuenta la carga que sienten hijos y padres que lidian con un tema de identidad más fundamental: el género. En EU, los debates han recaído recientemente sobre legislaturas estatales que contemplan opciones no binarias para identificaciones oficiales como las licencias de manejo.

En audiencias, algunos padres han testificado sobre los problemas para entender la identidad de sus hijos no binarios. Sara Collina, profesora de estudios de género en Maryland, recordó una conversación con su propio retoño, quien había renunciado al género que se le asignó al nacer.

“Cariño”, dijo Collina, “no hay una forma correcta de ser una chica”.

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