Los influencers utilizan la inteligencia artificial ante el escupitajo punk
En los albores de los años 80, Luca Prodan clamaba: “Lo quiero todo y lo quiero ya”, anticipando una era de alucinación hedonista. Sin embargo, el mundo ha evolucionado de manera inimaginable. Las antiguas teorías económicas que preveían una hambruna global debido a la imposibilidad de alimentar a una creciente población se han vuelto obsoletas. Este giro inesperado en los acontecimientos podría considerarse una lección sobre la imprevisibilidad del futuro.
Como dice la canción de Charly García, “La máquina de ser feliz” parece haber llegado, donde el hedonismo trasciende las barreras de clases sociales. La satisfacción está al alcance de un clic, o incluso menos. En este mundo de satisfacción constante, la dopamina en el cerebro parece atrapada en un ciclo interminable. Sin embargo, como canta Charly, a veces solo queremos “un poquito, quiero un poquito nomás”.
Generación Hedonista: La Era del No Aburrimiento
La generación Z, conocida por su abrazo inquebrantable del hedonismo, parece no conocer el significado de la palabra aburrimiento. Para ellos, el aburrimiento es simplemente un breve intervalo entre dos estados de entretenimiento. Ser feliz se ha vuelto tan común como respirar. Pero, ¿qué sucederá cuando esta generación despierte de su sueño hedonista?
En este contexto, la inteligencia artificial (IA) hace su entrada triunfal como la amiga que nunca nos abandonará. Ha llegado para asegurarse de que la fuente de felicidad nunca se agote. La IA se ha vuelto omnipresente en nuestras vidas, desde TikTok hasta nuestras actividades cotidianas.
La Revolución de la Inteligencia Artificial
La IA es el último gran invento que no puede deshacerse, como señala Alberto Arébalos. Transformará la forma en que trabajamos, reduciendo las jornadas laborales de nueve horas a tan solo dos, liberando un tiempo precioso que será completamente nuestro. A pesar de que dos horas pueden parecer suficientes, el agotamiento persiste.
Recordemos la película “Wall-E”, donde la tecnología había logrado que todos fueran completamente felices. Vivían en cruceros espaciales, consumiendo contenido de entretenimiento y comida sin límites, mientras que sus piernas perdían la capacidad de caminar. La tecnología les permitía evitar la necesidad de moverse.
El Escupitajo Punk y la Singularidad Humana
En 1979, Isabel Cortabarría tuvo un encuentro inolvidable en Londres con una joven punk. Cuando intentó halagarla, recibió un escupitajo que quedó marcado en su memoria. Este gesto provocador encerraba un mensaje que tardaría años en comprender.
El arte a menudo anticipa el futuro y revela aspectos del mundo que aún no hemos descubierto. Como dice el maestro José de España, el arte nos despierta cuando creemos estar despiertos.
El escupitajo punk nos recuerda que somos únicos. La personalización no es solo una característica tecnológica, sino una esencia humana. A pesar de que la IA puede crear diseños espectaculares a partir de datos, no puede capturar la esencia del punk contemporáneo, un movimiento que aún no ha sido definido ni anticipado por algoritmos.
La IA y la Autenticidad Humana
Un sistema de IA puede vencernos en ajedrez, pero nunca podrá expresar una idea tan única como la propuesta por un niño de cinco años. Atrapados por la búsqueda constante de “likes”, nos damos cuenta de que estos no pueden satisfacernos plenamente. El punk nos dice: “No quiero tu like”, incluso si tardamos años en entender su mensaje.
Escapando del Anzuelo Digital
Las plataformas y los influencers tejen sus redes a nuestro alrededor. Solo un buen escupitajo punk nos liberará de su influencia. Buscar la felicidad y querer que nuestros hijos sean felices puede ser una trampa, una forma de evitar sentir el mundo que nos rodea. La búsqueda de la felicidad es un engaño, y no hay un camino claro. La verdadera sabiduría podría ser hacer todo lo contrario a lo que hacen políticos e influencers: rechazar el “like” y encontrar nuestra propia autenticidad.
Con información de : Yahoo Finanzas
